Entrevista a Felicitas Pozo Garmendi
El trauma de la incomunicación en la guerra
Todo, todo, desconocíamos todo. Claro no había correspondencia ni nada. Ni ellos sabían dónde estábamos. Ni de aquel sabían si vivíamos, no sabían, no, no. Mira las palabras de mi padre a mi madre cuando llegamos “Menos mal que la traes, por mí, menos mal que la traes con vida porque si no, no entrabas en esta casa”. Las palabras de mi padre. Porque claro, ella se asustó, ella tuvo el miedo, me llevó pero… Y ellos pensarían ya que estábamos muertas, vete a saber… Claro es que no sabían nada, nada de nada. En esos años fíjate sin saber nada. Y encima les llegó lo de la Cruz Roja y lo mismo qué iban a decir si todavía no habíamos venido aquí.